En virtud de la expresa prohibición contenida en el artículo 145 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual ordena a los funcionarios públicos a abstenerse de contratar con el Estado, bien directamente o por interpuesta persona; advertida de lo dispuesto en el artículo 71 de la Ley contra la Corrupción, que tipifica como delito EL TRAFICO DE INFLUENCIAS, así como lo previsto en el artículo 33, numeral 10, punto “b” del Estatuto de la Función Pública donde se establecen los Deberes y Prohibiciones de los Funcionarios Públicos.
En razón de IRREFUTABLES PRUEBAS QUE OPORTUNAMENTE REVELAREMOS A LA OPINION PUBLICA DELTANA, y con el objeto de prevenir al noble y digno pueblo deltano de actos y hechos presuntamente reñidos con la ley, que pudieren comprometer el manejo adecuado y transparente de los recursos públicos, INSTA a la ciudadana gobernadora del Estado Delta Amacuro, ciudadana Lizetta Hernández, DESVINCULAR la Gobernación del Estado Delta Amacuro de cualquier relación CONTRACTUAL, MERCANTIL, CONCESION ECONOMICA, LICITACION o de cualquier otra índole, con sociedades civiles y mercantiles, o personas jurídicas con las cuales fuere accionista o tuviere alguna participación total o parcial; así como la instamos a DESLIGAR LA ADMINISTRACION DEL ESTADO DELTA AMACURO del conocimiento de actos, hechos y omisiones cuando personalmente, o bien su cónyuge, o algún pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, tuvieren interés, so pena de estar incursa, sin perjuicio de la presunta culpabilidad penal y civil, en responsabilidad administrativa a la luz de lo prescrito en el artículo 91, numeral 20 de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal.
Nos permitimos esta exhortación a la ciudadana gobernadora con miras a garantizar al pueblo deltano la administración de los recursos públicos con fundamento en los principios de honestidad, transparencia, participación, eficiencia y eficacia, legalidad, rendición de cuentas y responsabilidad, y cuyo objetivo es velar para que los graves problemas de los deltanos sean resueltos de manera expedita y perentoria.
Dicho lo anterior, de igual manera queremos alertar a la opinión que los trabajadores despedidos en la nefasta administración de la maestra Yelitze Santaella, a pesar de tener sentencias favorables en 1era, 2da Instancia y la declaratoria de No Ha Lugar de un recurso de Revisión solicitado por la ex gobernadora ante la Sala Constitucional del TSJ, aún la Gobernación no ha honrado su obligación de restituir los derechos de estos trabajadores, lo que evidencia la configuración de unos de los delitos más grave en un estado civilizado, como es el delito de DESACATO a la autoridad.
Por otra parte, queremos denunciar ante la opinión pública deltana la situación de los trabajadores de la Gobernación en todos sus niveles. Estos trabajadores han visto transcurrir estos meses sin que la ciudadana gobernadora se conduela de ellos y proceda a cancelar las acreencias (deudas) legítimamente acordadas por decisiones nacionales, regionales, y de las derivadas de su condición de ciudadanos al servicio de la Gobernación.
La irresponsabilidad de la señora gobernadora no tiene parangón, por cuanto no se entiende cómo esta señora, que se dice revolucionaria al servicio del pueblo, aun no ha pagado a los humildes trabajadores, ni el 10% del aumento del 1 de mayo, decretado por el señor presidente, que debió regir a partir de esa fecha, muchos menos ha pagado el otro 10% (para un total de 20%) que debió entrar en vigencia desde el 1 de septiembre de este año y tampoco ha honrado los aumentos vigentes durante 2010.
Es decir, la señora gobernadora no ha honrado el aumento de 20% del salario mínimo del año pasado, menos los a´probados este año, de obligatorio cumplimiento tanto para el sector privado de la economía, como para el sector público. ¿Qué ha pasado? Por qué la señora gobernadora, en vez de andar de perorata en perorata, no se dedica a pagar lo que le adeuda a los trabajadores nobles y dignos de la Gobernación. Qué hizo con el dinero presupuestado destinado al pago del 20% de aumento del salario mínimo del año pasado, por qué no ha pagado las acreencias este año. O la señora gobernadora considera que esos trabajadores no merecen ese ingreso, el cual le serviría para paliar el alto costo de la vida, flagelo padecido por todos los venezolanos, especialmente los más humildes, ante una política económica que nos lleva directo a la ruina.
Será que la señora gobernadora en vez de pagar el aumento del 20% del salario mínimo, privilegió el pago a otras instituciones de salud privada, donde ella es la directa beneficiaria, en detrimento de los trabajadores de la gobernación, que de ser así estaríamos ante un hecho de evidente discriminación contra nuestro noble y digno pueblo. O es que la señora gobernadora se cree estar por encima de la leyes de la república, por lo tanto, se da el tupé de violar flagrantemente el Estado de Derecho que de manera atropellada rige en nuestro país.
Deltanos, deltanas, los trabajadores del estado Delta Amacuro no cuentan con un contrato colectivo porque desde hace 14 años se encuentra vencido y las condiciones laborales de los trabajadores han caído en picada, mientras la señora gobernadora y la ex gobernadora, hoy investigada por el Ministerio Público, sólo se dedican al proselitismo político obsceno y descarado, con miras a tratar de engañar nuevamente al noble y digno pueblo deltano frente a los procesos electorales que se avecina y que serán decisivos para la continuidad de este gran fiasco nacional y regional.
Los trabajadores de la Gobernación no cuentan con un marco de protección de sus derechos sociales y económicos que le garanticen tanto a esos trabajadores como a su familia las condiciones mínimas de calidad de vida y acceso a los más elementales servicios de medicina, alimentación, protección de sus derechos derivados de la Ley Orgánica de Protección y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT), sino acérquense a las instalaciones de la antigua Obras Públicas y constaten como laboran los trabajadores dependientes de la Gobernación ante la mirada indiferente de la señora gobernadora, sin mencionar las falencias de la inepta ex gobernadora, quien resultó ser un fiasco para nuestro noble y digno pueblo deltano.
Los trabajadores de la Gobernación denuncian que para cubrir las necesidades de medicina de sus familiares deben andar detrás de la señora gobernadora, rogándole, para que les firme los récipes para comprar medicinas, por cuanto carecen de un contrato colectivo que les garantice el acceso de las medicinas y otros beneficios laborales. Da vergüenza el pago de 60 Bs. F. a los obreros educacionales por concepto de útiles escolares. Señora gobernadora, a usted no le da escozor pagarle esa miseria a los trabajadores cuando sabemos el costo de útiles y uniformes de un sólo niño está por encima de los 1000 Bs. F, sin embargo, los pagos a instituciones de salud privada son expeditos, rápidos y diligentes, mientras el digno y noble pueblo deltano mendiga su hipócrita generosidad. Su administración es tan desastrosa que canceló útiles escolares a una parte de los trabajadores y la otra parte se quedó esperando y sin esperanza de la cancelación porque usted no tiene un despelote que tarde o temprano vamos a develar ante el honroso pueblo deltano.
Otras de las calamidades de los deltanos es el problema de la inseguridad en el Delta. Son numerosos los deltanos que son objeto de robo, asalto, víctima de los vendedores de drogas que pululan abiertamente en las comunidades de nuestro delta sin que se observe una política dirigida a acabar con este flagelo que merma la calidad de vida de muchas familias deltanas; hoy día nuestro delta se ha convertido en una autopista de tráfico de drogas con destino a Europa, Norteamerica y Suramérica ante la mirada indiferente de la señora gobernadora; nuestro pueblo no cuenta con una policía eficiente y moderna que coadyuve a la protección de los bienes y las personas en el Delta.
Continúa el grave problema del suministro de agua potable y sólo vemos los pañitos de agua tibia que la señora gobernadora exhibe en su propaganda obscena y mentirosa. Mientras tanto, las comunidades deltanas padecen las consecuencias de la falta de un sistema de agua potable constante y fluido, por lo que las enfermedades diarreicas en nuestros niños, hombres y mujeres hacen estrago en el Delta.
Los problemas derivado de la falta de viviendas es una calamidad en los deltanos, al punto que nuestro pueblo sigue viviendo hacinado en ranchos, sin servicios, en terrenos no aptos , sin embargo, la falta de visión de la señora gobernadora es lamentable, cuando afirmó que el sector privado no podría construir en el Delta debido a que nuestro pueblo es pobre y sin recursos para obtener una vivienda construida por un sector privado. No señora gobernadora, usted está equivocada, ustedes son los que han fracasado en darle una solución duradera al problema de la falta de vivienda en el Delta. Usted debe explorar la posibilidad de que el sector privado, muy bien supervisado, podría ser el único motor que paliaría decididamente el problema de la vivienda en el Delta, ante el evidente fracaso del Gobierno regional.
Hoy utilizan cualquier epíteto contra nuestra dignidad, pero lo que sí es cierto, de allí los improperios, es que la seguimos trabajando para llevar a los deltanos una gota de esperanza ante LO QUE SE VISLUMBRA COMO EL MAS ROTUNDO FRACASO DE LA GOBERNADORA, hoy en una grave encrucijada. La señora Gobernadora se bate entre la mediocridad representada en la maestra Yelitze Santaella con sus fichas dentro del gobierno, recubiertas de una aureola de ineficiencia e ineficacia; y lo que la señora gobernadora representa: un gobierno atrapado en la telareña de familias adineradas con la codicia a flor de peño; y su incompetencia, inexperiencia, además de una acción de gobierno nula y gris para la desgracia de nuestro pueblo.
Nuestro pueblo digno nos es flojo señora gobernadora, como usted se lo dijo al señor presidente, nuestro pueblo es víctima de usted y de los mediocres de los diez años del gobierno de la maestra Santaella. Nuestro pueblo deltano carece de fuentes de empleo, de seguridad social, de recreación, de seguridad personal, de salud pública eficiente, y sabe por qué, porque no cuenta con un liderazgo probo, capaz, preparado, con conocimiento de los problemas delátanos y comprometidos con el desarrollo económico y social de nuestro delta.
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