lunes, 1 de marzo de 2010

SILENCIO COMPLICE EN EL DELTA ANTE EL CIERRE DE PROGRAMA RADIAL POR ORDEN DE LA GOBERNADORA

Nos llama poderosamente la atención el silencio cómplice que la dirigencia política deltana ha mostrado frente a la acción abusiva de la señora gobernadora Lizeta Hernández de ordenar a los dueños de la emisora radial Orinoco 92.9 FM el cierre del programa del señor Hugo Salazar.
Independientemente de la existencia o no de otras causas no conocidas, como me lo hicieron saber algunas personas, lo cierto es que se produjo luego de la intervención de los redactores de este portal, en donde estuvimos conversando descarnadamente de presuntos hechos de corrupción que de manera responsable denunciamos ante la Contraloría General de la República, además de tocar otros presuntos hechos de corrupción. Esta abusiva orden evidencia el poco talante democrático de la señora gobernadora, lo que demuestra que abusó de su posición de dominio financiero gubernamental frente a una emisora, como todas las demás, dependiente en parte de los pagos provenientes de la Gobernación del Delta Amacuro.
La sociedad deltana siempre se ha conducido de manera complaciente ante el gobernador de turno, recordemos que Mata Millán estuvo al frente de la Gobernación durante 14 años y Yelitza Santaella más o menos 10 años, y siempre fuimos un feudo de los adecos y los copeyanos, que en su oportunidad manejaron los asuntos públicos a su antojo y fueron protagonistas de desafueros administrativos de gran envergadura y, quizas sean esa la causa de las condiciones sociales y ecoómicas que muestra el Estado: el más atrasado de Venezuela.
De modo que la cultura política del deltano esta influida por la capacidad de manipulación de quienes detentan el poder. Esto es así en todos los estratos de la sociedad deltana, aun mas en los de mayor y menor poder económico, el primero para ganar influencia y dinero y el segundo como dependiente de la beneficiencia pública.
Este diagnóstico socio-cultural tiene sus consecuencias para el destino de los deltanos, y esa es la razón por la cual el Delta Amacuro es uno de los estados de Venezuela más corrupto. De modo que para romper ese círculo vicioso en el Delta se debe propender a la conformación de una sociedad más productiva, menos dependiente del erario regional, que redunde en la capacidad del pueblo para controlar los desmanes de gobernantes corruptos, lo que a todo evento, constituye una cuasi normalidad para la gente que habita esta geografía. Esa es la razón por la cual vemos impertérritos cómo ciertos personajes se enriquecen en las narices del mismo pueblo, y esto ocurre casi con la benevolencia de los ciudadanos debido a su poca disposición a ventilar públicamente esos casos y evitan en lo posible tratarlos con la dureza ciudadana para persuadir con la presión de la opinón pública a los jerarcas del gobierno y sus acólitos ladrones.
Esta es una de las explicaciones de la poca o casi nada atención que los deltanos le han dado al hecho preocupante de cerrar un programa de radio, censura que violó flagrantemente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Convención Americana de los Derechos Humanos y todas los tratados internacionales ratificados por Venezuela de protección y promoción de los derechos Humanos. Esta realidad la podemos reflejar en otros ámbitos: narcotráfico, enriquecimientos ilícitos, etc, etc. Todo el mundo sabe los acontecimientos, pero nadie hace nada por encararlos.
De modo que cualquier política dirigida a solucionar los graves problemas deltanos debe pasar por una inteligente y masiva campaña de concientización al pueblo deltano sobre estos problemas que afectan la calidad de vida del pueblo, y cuya disposición al desinterés los agrava en el entendido que quienes delinquen lo hacen porque saben que nuestro digno y noble pueblo deltano los observará sin ningún reclamo ético y moral.

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