lunes, 25 de octubre de 2010

CRIMENES Y HECHOS DE CORRUPCION OCURREN EN EL DELTA AMPARADOS POR EL PODER POLITICO

La justicia venezolana anda tras la pista del presunto asesino del ing. Carlos Natera, de quien se dice pudo evadirse ayudado por su familia paterna


En Tucupita se comentan los hechos de corrupción acaecidos en la Zona Educativa Nro 23, donde el nombre de su Jefa está severamente cuestionada, en un clima de complicidad hacia esta grave situación. Foto: WILLIAM DIAZ

Los problemas relativos a la seguridad personal en Tucupita refleja el estado de las políticas en esta materia, si de verdad las hubieren, las cuales nos indican, por los innumerables delitos y crímenes que acogotan a la ciudadanía, que no están dando los resultados esperados y, por el contrario, la inseguridad tiende agravarse al igual que en el resto del país, y en particular, en el Delta la degradación de la seguridad ciudadana está aunado a un componente malévolo que junto a la impunidad, constituye una alta dosis de peligrosidad porque infunde desesperanza en la población y crea un escenario de generalizada inseguridad menoscabando la calidad de vida del pueblo.

Nos referimos a los crímenes que son amparados por el poder, o por decir, quienes detentan el poder presionan para evadir la acción de la justicia o usan su influencia para permitir que los delincuentes huyan. Hemos sido informados de un ciudadano que vendía vehículos robados en Tucupita, resultando la detención de los estafados mientras el delincuente responsable, por tener vínculos con la señora gobernadora, fue exculpado y lo enviaron fuera del Delta a pasar una temporada.

El vil y nefando asesinato del ingeniero Carlos Enrique Natera Sarabia es un ejemplo vivo de la manipulación de la acción de la justicia, bien por acción o por omisión, debido a la relación de parentesco, no protocolizado en los libros de Registro Civil, con personeros de la política oficialista deltana. El pueblo sabe a través de radio bemba quién es el asesino del ingeniero, cuya fotografía nos enviaron para su divulgación, la cual no dudamos en hacerlo; así como la presunta vinculación del responsable con la diputada electa Yelitze Santaella, de hecho los corrillos deltanos dan cuenta que ésta ciudadana es la responsable de la evasión del principal sospechoso, hecho que lamentamos porque es una pertinaz conducta de esta señora para encubrir delitos donde están señalados ciudadanos de su entorno íntimo.

No sólo ocurre con estos crímenes, la ex gobernadora es también encubridora de funcionarios públicos que usan el erario regional para enriquecerse, como es el caso de la situación en la Zona Educativa Nro 23 del estado Delta Amacuro, ente bien conocido por todos donde se tienen montado varios guisos, además usan dinero público en provecho de terceros implicados como el caso de la antena de una radio de Tucupita donde casualmente la Jefa de la Zona Educativa también es socia, allí se intensifica la matraca a los proveedores de la Zona Educativa con el cobro de comisiones por cada cheque de pago; y también se dice de venta de cargos, tráfico de influencias, agavillamiento y asociación para delinquir, todo esto ocurre bajo la complicidad de la diputada electa Yelitze Santaella, principal responsable del nombramiento de la Jefa de la Zona Educativa, de quien se sabe no es santa de devoción de Lizeta Hernández, quien tampoco es una santita, ya sabemos los guisos en la Gobernación del Delta, para muestra observen como se esconde la información de la gestión pública deltana, a fin de evitar que escudriñemos en las actividades administrativas de esa instancia gubernamental.

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