La situación de las policías del Estado Delta Amacuro es grave, y su situación no viene de las actuales circunstancias por las que atraviesa nuestro país, pero se han visto agravadas por la impericia y la falta de voluntad política de los gobernantes deltanos para encararlos decididamente, resultando otra calamidad que sobrelleva nuestro humilde y noble pueblo deltano, por lo que reiteramos nuestra posición de que los gobernantes deltanos, léase la gobernadora Lizeta Hernández y los alcaldes, lamentablemente para nuestro pueblo, no están a la altura de la gravedad de esos problemas y sólo atinan a colocar paños tibios ante causas coyunturales y estructurales.
Lo sucedido en las adyacencias de la plaza Bolívar, que se tradujo en el asesinato de un efectivo de la policía municipal, es un alerta de las graves condiciones de las policías tanto estadal como municipal, donde el epicentro fundamental del origen del problema está, primero en lo desasistido en que se encuentran dichas policías, más allá de la propaganda oficial, no sólo como cuerpo encargado de la seguridad ciudadana, cuyas carencias para nadie es un secreto en Tucupita, las cuales socavan el efectivo combate de la delincuencia, llevando al auge delictual del que somos víctimas todos los deltanos en los momentos actuales, con una tendencia alarmante de agravarse y sin ningún visos de solución aparente. Y segundo, están referidas a las condiciones socio-económicas de los efectivos y los recursos para combatir el crimen.
Por otra parte, y los hemos dicho repetidamente, la conducción, selección de los agentes, la dotación de recursos, la debida instrucción al personal, el entrenamiento para respetar los derechos humanos, etc, no se está haciendo de manera eficiente en el Delta. El ingreso del personal policial no se produce bajo los estándares internacionales que dictan pautas para la selección de un agente policial capaz, con comportamientos éticos, de respeto a la Constitución, las leyes y reglamentos; todo dentro de una política de seguimiento arduo y pormenorizado de la conducta de los agentes, que incluya evaluaciones periódicas efectuadas por profesionales, orientación psicológica, etc, todo enmarcado en una estrategia integral de atención al policía, cuyo objetivo es evitarle a la sociedad estos sinsabores de presenciar en sus narices un asesinato vil, un crimen nefando producto del clima de descomposición social que vive el país y el Delta no escapa a esta realidad, agravado POR LA CORRUPCION DE LOS FUNCIONARIOS PUBLICOS, cuyos enriquecimientos ilícitos son observados impertérritamente por el pueblo deltano, y la impunidad por la falta de una administración de justicia eficaz se convierte en un incentivo para la sucesión de hechos punibles.
Para combatir el crimen es menester una institución policial con un personal gerencial, policial, administrativo y técnico de alta calidad, incentivado en sus beneficios socio-económicos, con herramientas para neutralizar los hechos delincuenciales, los cuales día a día crecen en número, blindado ante las adversidades de la cotidianidad y de sus propias realidades materiales y espirituales, con criterios de selección altamente profesional, de modo que coadyuven a erigir una policía al servicio de la ciudadanía y no convertida en un monstruo, con alta desconfianza del pueblo debido, entre otras causas, a las reiteradas violación de los derechos humanos de los habitantes de las barriadas, con acciones reñidas con la ética, y lo que es peor, integrada por personajes de sospechosa integridad moral, sólo por tener vinculaciones con el gobierno regional o municipal.
Los hechos acaecidos, los cuales han conmocionado al pueblo, es una oportunidad para repensar nuestras policías en el estado Delta Amacuro, dejémonos de tanta propaganda política del gobierno regional y municipal, de emprender acciones inicuas contra los críticos del gobierno, y vayamos a la solución de fondo de uno de los graves problemas que aquejan a nuestro digno y noble pueblo deltano, para ello hacemos un llamado al gobierno de la ciudadana gobernadora y del señor alcalde, y conjuntamente emprender una acción integral de saneamiento de las policías, integrarlas a la sociedad para ganar su confianza, darle los incentivos laborales necesarios, convocar a la sociedad civil para que juntos seleccionemos a los más capaces, los que tengan la mayor integridad ética y moral, sólo así tendremos una policía al servicio de nuestro pueblo. Nuestro noble y digno pueblo lo merece.