La Jefa de la Zona Educativa Nro. 23, ciudadana Zelenia Figuera, es la autora del oficio que obliga a los empleados y obreros a financiar al PSUV. Foto: William Diaz
Este es el oficio que circuló en todas las dependencias de la Zona Educativa del estado Delta Amacuro, violatorio del artículo 145 de la Constitución, Ley contra la Corrupción y la Ley Orgánica de la Administración Pública.
Quien suscribe el oficio también tiene responsabilidad. Es un abuso de estas militantes del PSUV y explica las razones por las cuales aun no han destituido a la Jefa de la Zona Educativa del Delta.
Fijense amigos lectores quien suscribe el ilegal oficio donde se obliga a financiar al PSUV-Delta Amacuro.
La instrucción dada por la Jefa de la Zona Educativa para, mediante oficio, obligar a todo el personal de esa institución a financiar al PSUV, incluyendo a los que no laboran directamente en la Zona Educativa, es una prueba irrefutable de la degradación ética y moral del régimen encabezado por Chávez y apoyado por la pléyade de cómplices civiles, pero esa degradación no viene dada por la violación misma de la Constitución y demás leyes, sino porque humilla la dignidad de quienes obligados los llevan hacer una contribución que socava su condición de ciudadanos, quienes atados a una relación laboral endeble, es aprovechada por los cómplices civiles y sus eunucos para amedrentar e intimidar a los deltanos, cuya necesidad de un empleo es imperioso so pena de quedar sin nada en medio de esta vorágine.
La Jefa de la Zona Educativa es una dama malévola al servicio de Yelitze Santaella, única responsable de su permanencia al frente de esa institución, por lo que creemos que continuará allí hasta tanto sirva a los intereses de la ex gobernadora, incluso por encima de la opinión de la actual gobernadora. Debido a nuestras denuncias contra hechos irregulares presuntamente ilegales de parte de la ciudadana gobernadora y ex gobernadora, así como contra la ciudadana Zelenia Figuera, partidarios del chavismo en el Delta nos han tildado de misóginos, y no lo somos de ninguna manera. Lamentamos que las damas de la política deltana no estén a la altura de las circunstancias históricas de nuestro país, su condición de mujer las hace proclive a defender los intereses de nuestro pueblo porque nacieron y se desarrollaron en el Delta, por lo que no entendemos su apego a una estrategia que sólo ha traído la destrucción de nuestro país.
La impunidad que hoy prevalece en Venezuela arropa a estas damas de la política deltana, a pesar de las denuncias de presuntos hechos de corrupción, de tráfico de influencias, de violación de la Ley contra la Corrupción y la de Contrataciones Públicas; contra la Jefa de la Zona Educativa hay un sinnúmero de expedientes por corrupción, ésta fue declarada responsable por la Contraloría y acusada de manejar nóminas paralelas en el INCES, y en la Zona Educativa los proveedores denuncian el cobro de comisiones, se habla de venta de cargos, etc, no obstante, los deltanos observamos impávidos estos hechos con la esperanza, en unos, y en otros, la desesperanza, ante una justicia que sólo sirve para perseguir a quienes osan levantar una voz crítica contra el régimen. La esperanza no la perdemos y cuando recuperemos el Estado de Derecho quienes hayan delinquido deberán responder ante la justicia y serán los tribunales los que decidirán.
Lo que ocurre en la Zona Educativa Nro. 23 del Estado Delta Amacuro es una radiografía de lo que acontece en el país y expresa indubitablemente que el caos, la corrupción, la cooptación y la actuación mafiosa es lo que prevalece en la Venezuela actual, y el Delta no se escapa de este drama, cuyo desenlace vislumbramos muy pronto debido al desmoronamiento del chavismo por la ineficiencia, la ineficacia y la desidia que lo caracteriza.
La instrucción dada por la Jefa de la Zona Educativa para, mediante oficio, obligar a todo el personal de esa institución a financiar al PSUV, incluyendo a los que no laboran directamente en la Zona Educativa, es una prueba irrefutable de la degradación ética y moral del régimen encabezado por Chávez y apoyado por la pléyade de cómplices civiles, pero esa degradación no viene dada por la violación misma de la Constitución y demás leyes, sino porque humilla la dignidad de quienes obligados los llevan hacer una contribución que socava su condición de ciudadanos, quienes atados a una relación laboral endeble, es aprovechada por los cómplices civiles y sus eunucos para amedrentar e intimidar a los deltanos, cuya necesidad de un empleo es imperioso so pena de quedar sin nada en medio de esta vorágine.
La Jefa de la Zona Educativa es una dama malévola al servicio de Yelitze Santaella, única responsable de su permanencia al frente de esa institución, por lo que creemos que continuará allí hasta tanto sirva a los intereses de la ex gobernadora, incluso por encima de la opinión de la actual gobernadora. Debido a nuestras denuncias contra hechos irregulares presuntamente ilegales de parte de la ciudadana gobernadora y ex gobernadora, así como contra la ciudadana Zelenia Figuera, partidarios del chavismo en el Delta nos han tildado de misóginos, y no lo somos de ninguna manera. Lamentamos que las damas de la política deltana no estén a la altura de las circunstancias históricas de nuestro país, su condición de mujer las hace proclive a defender los intereses de nuestro pueblo porque nacieron y se desarrollaron en el Delta, por lo que no entendemos su apego a una estrategia que sólo ha traído la destrucción de nuestro país.
La impunidad que hoy prevalece en Venezuela arropa a estas damas de la política deltana, a pesar de las denuncias de presuntos hechos de corrupción, de tráfico de influencias, de violación de la Ley contra la Corrupción y la de Contrataciones Públicas; contra la Jefa de la Zona Educativa hay un sinnúmero de expedientes por corrupción, ésta fue declarada responsable por la Contraloría y acusada de manejar nóminas paralelas en el INCES, y en la Zona Educativa los proveedores denuncian el cobro de comisiones, se habla de venta de cargos, etc, no obstante, los deltanos observamos impávidos estos hechos con la esperanza, en unos, y en otros, la desesperanza, ante una justicia que sólo sirve para perseguir a quienes osan levantar una voz crítica contra el régimen. La esperanza no la perdemos y cuando recuperemos el Estado de Derecho quienes hayan delinquido deberán responder ante la justicia y serán los tribunales los que decidirán.
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